Magdala Manero Moncunill
Ésta receta se la dedico a mi amigo Orlando, quien me demostró que de un pomelo se aprovecha todo!!! Es como transformase en Maga y descubrir lo que lleva un fruto, una lección aprendida para siempre.
La naturaleza nos ofrece el gran tesoro para vivir: la alimentación del reino vegetal. ¡¡Viva los huertos orgánicos!! Más huertos y menos supermercados.
EL POMELO (Citrus decumana) familia de las rutáceas. Forma parte de los cítricos, es el de mayor tamaño. Originario de china, también se le llama toronja, puede llegar a pesar varios kilos. No es de los cítricos mas comerciales. Hoy veremos sus posibilidades y podemos descubrir sus recursos y beneficios.
Observamos el pomelo y empezamos a pelar su primera piel, (la secamos y la tomamos en infusión para trastornos víricos intestinales. ¡Funciona!) Vaciamos la pulpa, podemos tomarla como fruta (nos facilita la digestión).
Hervimos los cascos del pomelo con agua y sal para sacar el exceso de amargor. Cambiamos un par de veces del agua de ebullición, comprobamos nivel de amargor.
Reservamos el agua para fregar la vajilla o lavabos (da brillo y olor).
Volvemos a llevar al fuego los casquitos con azúcar integral y un poco de agua, dejamos que se caramelice (vigilando).
Los colocamos en un plato o cuenco y los rellenamos de nata vegetal de almendra con crema de dátiles (remojar dátiles y triturar). Es un postre divino para invitados o momentos especiales!!!
Con el liquido sobrante hacemos una gelatina. Se queda muy concentrado, añadiremos agua y agar-agar (efecto laxante). Las semillas del pomelo añadidas al agua de beber actúan como desinfectante.
Uno de los regalos que ofrece la vida en este siglo es poder compartir conocimientos y afectos con personas que llegan del otro lado del mundo. Conocer a Orlando me ha dado la posibilidad de esta receta. Y he descubierto que hay mas mundos llenos de riqueza y conocimientos nunca imaginados.
Por tí, Orlando, va esta canción