Crujiente dorado
Con éstas últimas verduras que nos quedan en la nevera: una zanahoria, un nabo, unas hojas de espinacas, cebolla, perejil, brócoli,… un largo etc. nos van a salir unos buñuelitos que nos alegrarán el día.
¿Cómo los preparo?
Rallo los nabos y la zanahoria; los vegetales de hoja verde los corto en tiras pequeñitas. En un cuenco mezclo todas las verduras, las espolvoreo con harina de garbanzos y voy añadiendo poco a poco agua, que quede una masa gelatinosa no muy compacta. Después pipas de girasol o de sésamo, o de calabaza,… las que tenga. A continuación las especias: cúrcuma, jengibre fresco rallado, sal marina, comino, coriandro y una pizca de pimienta negra y roja.
Dejo reposar esta preparación durante un rato, mas o menos media hora. (Esta vez voy a utilizar el aceite, a veces una necesita sentir un crujiente, el placer de lo rico rico…). En una sartén, con aceite de girasol (que el sabor no queda tan fuerte) bien caliente voy añadiendo la mezcla con una cuchara, la retiro cuando va cogiendo color.
No interesa que esté muy quemado; la gracia está en un delicado y crujiente color dorado.
Entrante alegre, al que llenará de glamour la salsa agridulce de ciruelas, para luego pasar a la mesa.
Qué gran idea y qué aspecto tan rico. Voy a probar, a ver qué tal me salen
La salsa de ciruelas original y deliciosa